“Estrategias del recuerdo” retoma referencias directas de su autor, como una alegoría repetida de personajes y sensaciones de su vida. La idealización de ciertas características y valores se hace presente en estas representaciones femeninas, en un diálogo de temporalidades; un ir y venir entre el pasado y el presente.
 

Hay momentos y situaciones que escapan a la mirada de muchos, pero para mí son los detalles que me llevan a replantear ese momento como una propuesta a la escultura. 

En las “cholas”, que me han acompañado a lo largo de más de tres décadas y me siento felizmente premiado por participar de esta divina experiencia. Por eso, mi obra es una constante que capta momentos íntimos, arraigados en lo más profundo, impulsándome a enfrentar y expresar formal y plásticamente esa vivencia. 

Momentos insignificantes para la mayoría que para mí son importantes y van a lograr trascender para luego llegar a convertirse en algo de suma importancia. Momentos que rescatan diversos ciclos de mi vida, cuando interpreto aquellos personajes que viajan conmigo por los largos senderos existenciales y que han marcado profundamente mi obra escultórica, otorgándole un estilo propio que trasciende.

Existe una constante que el mismo tema genera, son momentos que están presentes y muy arraigados en esa cotidianidad que es irrepetible como la vida misma del ser humano, porque todo cambia constantemente, es movimiento, es la vida misma. Considero que, con todo derecho, me he apropiado de ese lenguaje. Mi mayor compromiso es relatar la esencia de mi pueblo, de un Guanacaste que va recorriendo el mundo, cargando recuerdos, vivencias que nos marcan y que nos dicen esencialmente qué somos.

 

Extracto del texto 

“De lo cotidiano a lo trascendental”

Manuel Vargas