Monumental es la palabra que mejor define la obra de Francisco Zúñiga Chavarría (Costa Rica, 1912- México, 1998), por la fuerza e intensidad que transmiten sus creaciones. Considerado el artista escultor más importante de Costa Rica en el siglo XX y una de las figuras centrales de la escultura latinoamericana, su trabajo une la dignidad del cuerpo humano con la fuerza telúrica de la tierra, trascendiendo tiempos y fronteras.

La figura humana constituye el núcleo de su producción, y en especial la femenina: mujeres sólidas y silenciosas que se erigen como guardianas y mediadoras. Sus posturas, aparentemente estáticas, evocan permanencia y atraviesan límites entre lo privado y lo público, lo ancestral y lo contemporáneo. Cada obra se convierte en un umbral que invita al espectador a confrontarse con su propia condición y a reconocer la universalidad del cuerpo.

Resultado de su exploración entre pintura, escultura, obra gráfica y estampa, la labor de Zúñiga combina tradición y modernidad, convirtiendo la materia en símbolo de memoria, resistencia y trascendencia.